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11 Aun llegó a desafiar al jefe del ejército del cielo al prohibir los sacrificios rituales diarios que se le ofrecían, además de echar por tierra el lugar más sagrado de su templo. 12 Pero no se le permitió al ejército del cielo destruirlo por su pecaminosidad. Como resultado de esto, contaminaron las ceremonias del templo y dañaron las cosas más sagradas del pueblo de Dios. En fin, el cuerno hizo lo que quiso, y en todo tuvo éxito.

13 »Entonces oí a dos de los santos hablando entre sí. Uno de ellos dijo: “¿Cuánto tiempo pasará esto que se ve, para que de nuevo haya sacrificio ritual diario en honor a Dios? ¿Cuánto tiempo va durar la terrible maldad de entregar el templo de Jerusalén y los ejércitos celestiales para ser pisoteados?”.

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